En definitiva, si algo me conquista es la obscuridad y mi educación sentimental televisiva se fundó con dos telenovelas que atendía, como lechuza nata, casi a la media noche: Tieta y Roque Santeiro, historias brasileñas con excepcionales libretos. Años más tarde, gracias a un convenio de alguna televisora mexicana con Globo, de Brasil, se estrenó en televisión abierta Vamp (traducida en México como Vampi), que sació mis ansias preadolescentes de rock, baile y una dosis de oscurantismo humorístico.

A esa edad —y todavía— me entretenía a montones la estética que, en especial, manejaba Vamp, medio de Bananarama en el video de Venus y los filmes de Zé do Caixão, junto a letras simpatizantes del demonio y coreografías contemporáneas de neverland, todo un apoteosis que comenzaba con el tema principal, cantado por Vange Leonel (hoy escritora), y culminaba con Natasha (Cláudia Ohana, chica playboy) escenificando esos versos de “Please allow me to introduce myself / I'm a woman of wealth and taste".

Vampi contaba la historia de una cantante que tuvo un encuentro infortunado con el conde Vladimir Polanski que, a lo Fausto, la hizo inclinarse por el rock y el terciopelo; algo como Yuri, las drogas y el desamor en Volver a empezar, sólo que aquí mi admirada mujer fatal era, además de rockera, carioca y vampira. “Sympathy for the devil”:


Por muchas razones, la música en esta telenovela generó controversias y entre todas las ironías y citas a otros filmes e historias de vampiros, sugirió un lenguaje en código, tal como el que Vange Leonel sintetizó en el video de “Noite Preta”, entrada de Vamp.

Si con algo cuentan las telenovelas brasileñas es con selecciones musicales de calidad, por las que han desfilado destacados nombres del tropicalismo y el rock, tanto que hay colecciones de las mejores versiones de telenovelas brasileñas (O Melhor das Novelas Nacional). Ejemplo, Caetano Veloso y Gal Costa cantaron para Tieta, esa telenovela que contaba la vida de una sensual mujer, mal vista por el pueblo donde vivía y que incluso fue llevada al cine, bajo el título de Tieta do Agreste. Cito esta telenovela, porque, además de su evidente erotismo transmitido en horario nocturno, Tieta, como su tema lo dice, era una mujer del diablo, la serpiente —oh, Lilith vampiresa—, a la cual Luiz Caldas cantaba “Vem meu amor, vem com calor / no meu corpo se enroscar”:

Es meritorio apuntar que los funkeros de Bonde do Rolê se inspiraron en esta “Tieta” al componer una canción bajo el mismo nombre. Chico Buarque, Gilberto Gil, João Bosco, Elis Regina hicieron lo suyo para Roque Santeiro, una telenovela de mediados de los años 60 que fue prohibida por la dictadura y alcanzó difusión mundial, casi veinte años después. Yo no entendía muy bien la temática que, a profundidad, trataba ese choque entre modernidad y pobreza en el Brasil de aquél tiempo. Eso no era predominante para mí. De Roque Santeiro, me encantaba que uno de los personajes se convertía en un hombre lobo, como Michael Jackson en el legendario Thriller. Los misterios de la media noche, Zé Ramalho:


Y por diversión, comparto este homenaje a la coreografía de Michael Peters y Michael Jackson, inspirada en los ritos vudú y la popularización de los zombies, legado del Hollywood de los años 30, un hito de la danza moderna que, por lo mismo, fue referida en esta serie televisiva. Poco después, MJ visitó Brasil, a mediados los 90, para grabar uno de los videos de "They don't really care about us" en una de las favelas más importantes. R.I.P. Jacko.

Vamos amiguinhnos: Vamp y Roque Santeiro.

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