Estaba borracho. Sí, había bebido una copa de más; se escuchaba buena música en el ambiente, mucha de la cual era desconocida para mí en aquel entonces, risas dispersas, baile en solitario y parloteo musical. Digamos que la fiesta empezaba su declive.


De pronto, sentado como me encontraba, escuché unos sonidos que hacían ese efecto en el que te ves envuelto en una elipse de ida y venida, de incertidumbre, gozo e hipnósis. Una sensación parecida, supongo, a la hipótesis gilinha de mear estando bien arriba. Hasta arriba. No lograba distinguir, ¿La voz de una mujer? ¿Un niño? ¿El llanto de un animal? ¿Qué será? Al final me quedé con mi idea de que era algún tipo de flauta. No era así.


Herbie Hancock - Watermelon Man



Bill Summers, percusionista de los Head Hunters había decidido en algún momento tomar una botella de cerveza y hacerla sonar, orgulloso de su origen africano, imitando el Hindewhu, nombre onomatopéyico de un instrumento pigmeo que se toca silbando a través del tallo de la papaya y acompañado de pequeñas sílabas aleatorias.


Antes, Herbie Hancock había dicho: "I was tired of everything being heavy. I wanted to play something lighter." Y fue entonces que se unió con los Head Hunters para rehacer su ya clásico homenaje al vendedor de sandías que pasaba junto a su ventana en Chicago haciendo sonar las llantas de su camioneta... out of ryhthm.


Estaba yo escuchando Watermelon Man, del disco de jazz con mayor número de ventas en la historia. Una rola con incontable cantidad de covers desde todos los géneros imaginables y por personajes como Shaquille O'neal y Madonna.


Entonces, para mí, la fiesta aún continuaba. Se dejaron venir ritmos incontenibles, libres y salvajes, de claro origen africano quiero decir, que más que a bailar me ponían a agitarme, acompañando fantásticos solos cargados de efectos del Hancock. Ese ritmo que armaban la batería, las congas y la cabasa era de Sly. Sí, rola homenaje al músico del mismo nombre, pionero de la música funk con Sly & the Family Stone.


Herbie Hancock - Sly



Si alguna vez nos hemos preguntado cómo un instrumento puede hacer un loop infinito de una frase musical, podemos empezar a buscar respuestas en Chamaleon. Hancock es un genio por esto y más cosas, pero indudablemente, convertir una sencilla línea de teclado (que en realidad hace función de bajo) en un standard de jazz, sólo porque quería tocar algo más "aterrizado", ta' caon ("Now there was this need to take some more of the earth...") La pura psicodelia que allá por los 70 hizo que los gringos se volvieran locos.


Herbie Hancock - Chameleon


Bueno, no sólo en los 70, ni sólo los gringos. Acá habemos varios que nos seguimos jalando los pelos de alegría, mordiendo las uñas de anisedad e implorando God make me funky como dijeran los Head Hunters.

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