La vida apesta, partamos de esa premisa. Por supuesto siempre hay peros, circunstancias que hacen la vida menos repugnante. Incluso en los momentos más erizos.
Paso Sabroso, sentado en una pozolería de Guadalajara. Comienza a llover, parece que se viene una de esas memorables lluvias de esa ciudad, pero nel, apenas unas trinches gotitas. A la derecha, doña Sabroso pidiendo más tostadas; a la izquierda, DJ Pinto con su cara de pocos amigos; enfrente, Poli y la Nena rodeados de un aura de benevolencia que no le conozco a ninguna otra pareja; al costado derecho de la mesa, Martha, la descubridora del lugar. Una reconstrucción de los viejos, viejísimos tiempos de este su humilde servidor.
El sentido del gusto debe tener un camino directo a la memoria. El sabor de la horchata comenzó la anagnórisis, acá en DF no la hacen igual. Al tiempo de probarla me vi a mí y al Pinto, afuera de la casa de mis tíos, dejándonos resbalar sobre el cofre de un coche diciendo, en vez de “¡Me caigo!, ¡Me caigo!”: “¡Me cago!, ¡Me cago!”. A lo que seguía un: “Pus cágate, pero tú lavas tus calzones” (Bien tetos, sí). Después de hacer esta y otras mamadas igual de pendejas, íbamos por unos bolis (congeladas o bon ice) de arroz (horchata) a la tienda. La jarra de horchata que nos sirvieron sabía igual.
Paso Sabroso, sentado en una pozolería de Guadalajara. Comienza a llover, parece que se viene una de esas memorables lluvias de esa ciudad, pero nel, apenas unas trinches gotitas. A la derecha, doña Sabroso pidiendo más tostadas; a la izquierda, DJ Pinto con su cara de pocos amigos; enfrente, Poli y la Nena rodeados de un aura de benevolencia que no le conozco a ninguna otra pareja; al costado derecho de la mesa, Martha, la descubridora del lugar. Una reconstrucción de los viejos, viejísimos tiempos de este su humilde servidor.
El sentido del gusto debe tener un camino directo a la memoria. El sabor de la horchata comenzó la anagnórisis, acá en DF no la hacen igual. Al tiempo de probarla me vi a mí y al Pinto, afuera de la casa de mis tíos, dejándonos resbalar sobre el cofre de un coche diciendo, en vez de “¡Me caigo!, ¡Me caigo!”: “¡Me cago!, ¡Me cago!”. A lo que seguía un: “Pus cágate, pero tú lavas tus calzones” (Bien tetos, sí). Después de hacer esta y otras mamadas igual de pendejas, íbamos por unos bolis (congeladas o bon ice) de arroz (horchata) a la tienda. La jarra de horchata que nos sirvieron sabía igual.
10 comments
Comment by Julián Woodside on 20 de julio de 2009, 11:04
Uffff! toda la buena vibra!!! y ESE mood que uno simplemente necesita para la introspección... vaya joyita! que rico.. se agradece nuevamente..
Comment by killer ant on 20 de julio de 2009, 11:27
recomedación y reseña al dente. moviendo los hombros al ritmo de la música, un fuerte abrazo solidario mi querido pasititito sabrosito
Comment by EL "LIC" on 20 de julio de 2009, 12:20
Chiáles... ps a mí sí me salió la lagrimita con aquella escena de Ratatouille cuando el crítico "le pone al dulce", porque hay veces que una probadita de algo te lleva de vuelta a la infancia... :`(
¿Y que son esas confianzas de caerle dos veces seguidas a comer a los parientes? jajaja. Sobre todo porque venían como el Homero en buffet. ^_^
Comment by Lea on 20 de julio de 2009, 15:06
Este es el tercer intento (lo copiaré esta vez):
Decía (más o menos) así:
Sí, la vida apesta (dije que lo he pensado tanto, tanto) aún así, te permitió una buena despedida o un gran recuerdo.
De la música ni hablar (de nuevo) los dos sabemos por qué. (shhh)
Comment by Rodrigo Jardòn on 21 de julio de 2009, 10:06
Que bueno dude!!!
Comment by abi on 21 de julio de 2009, 11:38
Me transporté!! que nostalgia. Súper bueno lo q escribes neta eh chilaguito, jajajaja. Muy buena semana
Comment by Ragazziano on 21 de julio de 2009, 13:45
Ragazziano on express way says:
Pura calidad incluida en esta proyección: portada, rolas, descripción, atmósfera, algo más?
Seguramente por esa suma algunas personas y cosas perviven.
Aquí no'mas, abriendo otro huequito en la memoria pa'l registro... de esas cosas que ni huelen mal y mucho menos apestan.
Comment by Woo Woo on 22 de julio de 2009, 18:12
Las personas se van pero las memorias siempre están aquí, sentaditas junto a nosotros, diciéndonos cosas, haciéndonos sentir bonito, acariciándonos, acompañándonos siempre que uno lo desea. En este "movimiento perpetuo", las piezas cambian de lugar pero nunca dejan de jugar. Abrazo al de la barba de talibán, beso con sabor a la primitiva tierra de sus sonrisas.
Comment by Jim Milton Malone on 24 de julio de 2009, 15:45
Extraño pero cierto: tu mejor reseña hasta la fecha apenas si dice algo del disco reseñado. Es una prueba más -por si hiciera falta- de que el mundo va de culo.
Lamento sinceramente lo de la abuela. Si bien mi conocimiento de ella fue momentáneo, me pareció la bondad acaecida en forma de ancianita.
Comment by El Rul on 28 de julio de 2009, 19:46
Uff.. Me hiciste recordar a mis abuelos carnal, con eso digo todo...