Traer a la memoria mis sueños surte un efecto doble; por un lado, me gusta revivir los momentos a través de impresiones borrosas, por otro, intuyo que recordar con cierta nitidez contornos, figuras, formas, rostros y presencias de manera frecuente, no es más que un síntoma de un mal descanso, pero ahhhh, qué bonito se siente tener esa sensación de haber vivido un poco lo que ni siquiera ha ocurrido.
Sobresaltos, suspiros o gritos, reacciones durante el recorrido por esa especie de museo que abre por las noches para mostrarle sólo a tus ojos cómo se redimensiona la realidad. Un poco de cansancio y casi cualquier condición es la ideal para tomar la ruta noctámbula, aquella ocasión era muy similar a las demás, apenas la cabeza tocaba la almohada y ya había caído directito en los gloriosos brazos de Morfeo quien me trasladaba, cual superhéroe a una damisela moribunda a un lugar dentro del subconsciente.
Me dejó ahí, en un punto sin referencia geográfica, hacía frío, una neblina espesa me impedía caminar con soltura y me obligaba a dar pasos cortos utilizando las manos como apoyo de ciego, me detuve en cuanto el silencio dio paso al rumor del oleaje, acto seguido, un olor húmedo acompañado de una voz semi ronca se esparcieron por el ambiente en torno a un “Where am I, still trying to find the light that burns the northern sky, a rarer borealis…”.
Por fin se disolvió un poco la bruma y pude ver el vaho que salía de mi boca y nariz al respirar, caminé por un estrecho e interminable callejón con el suave “And I need it more than love and I love it more than life and I want those stars above to shine this night” que cada vez se hacía más alcanzable. Me froté las manos y justo al divisar un sitio iluminado, mi despertador me trajo de vuelta a la cama y, como un balde de agua helada, me di cuenta de que, por obediencia al Repeat All de mi grabadora, se reproducía infinitamente la voz de Ian McCulloch y las guitarras de Will Sergeant.
Me agrada encontrar figuras en la crema al entrar en contacto con el café, pensar que cuando llueve alguien está muy triste arriba de una nube, imaginar que la recepcionista de la entrada del edificio canta la canción que escucho en mi Ipod cuando me dice “Buenos días”, me gusta pensar que Echo and The Bunnymen musicaliza mis sueños, que nunca murió Pete de Freitas ni se fue Less Pattinson, me gusta creer que el celofán que envolvía mi CD de Siberia sigue ahí, haciéndolo lucir como nuevo; me gusta paladear esta décima entrega del otro cuarteto de Liverpool con la misma frescura de aquél mozo 78 que no viví con ellos y tener el valor para declarar “Soy una soñadora y qué”.
Echo and The Bunnymen, Siberia, Cooking Vinyl, 2005.
Morfeo se metió aquí
8 comments
Comment by Anónimo on 22 de julio de 2009, 18:28
Yeahhhh ¡¡¡¡ pues claro son Echo and The Bunnymen y simplemente la reseña la hace Woo Woo. Ncantado de las propuestas, espero mas...
Comment by Anónimo on 22 de julio de 2009, 18:45
Que delicia, no hay nada mejor q esos juegos donde interviene la mente en todo su esplendor y cualquier objeto o experiencia se convierten en un buen pretexto para involucrarce dentro de un viaje lucido sin necesidad de puentes o escalas... Solo tus reseñas.
Atte: Small Dark Garden
Comment by Gil del Valle on 22 de julio de 2009, 20:25
uf, las hadas de Lautrec que se forman en el americano. Brumas y nubes. Eso es la felicidá. Dentro de las nubecitas que rodean la cama, como en el sueño de homero.
Hadas, café, imágenes borrosas, nomás faltó estar en un edificio que es tu casa, en el sueño, pero que no se parece ni madres a tu casa.
A soñar con los angelitos, Woo WooooW¡
Comment by ·le·monsieur· on 23 de julio de 2009, 10:14
A MI ME GUSTAN ESOS SUEÑOS QUE NO ENTENDEMOS HASTA LA COMIDA O DEL POSTRE,O COMO ESE DONDE IBAMOS A UN FESTIVAL INGLES DE MUSICA Y TOCABAN LOS GRUPOS QUE MENCIONABAMOS Y HABIA HELADO QUE NO ACABABA, O ESE DONDE TENI UNA AMIGA QUE CONTABA VIAJES MUSICALES INTERMINABLES Y EXPLICABA COSAS QUE DECIAN INEXPLICABLES...MOMENTO, ESA NO LA SOÑE, ESA ES MI WOOWOO
TE QUIERO SIEMPRE
A.
Comment by aletz on 23 de julio de 2009, 15:39
ahhh toda mi vida he preferido el frio, siempre he pensado que al salir a la calle con ese clima la gente va en lo suyo y nadie pela nadie,que genial sería no??,,,,con el calor la gente se convierte en bestias al asecho, siberia sería buen lugar para vivir,y pernoctar y soñar que una voz te habla en la madrugada y te dice que abras la ventana un poco y no sabes por que te lo pide, será que se quiere ir o solo necesita de aire fresco por que ahí ya se estaba asfixiando???
Comment by Ragazziano on 23 de julio de 2009, 18:19
Ice ice Ragazziano ssssayssss:
Los Echo en Siberia o en La Michoacana, no matter, venga.
"...a rarer borealis, a rarer dream", y sí, Doña Lupita, la conserje, estaba cantando What if we are cuando salías a la chamba, y... ya'sta el desayuno Woo Woo, a ver a quioras!!
Comment by Poncio Pilato on 24 de julio de 2009, 13:50
Desde que ví el disco, me dio la impresión de que algo oscuro y mágico había en él, esos tipos con un look muy intrigante y más aún con una fender stratocaster de 1976, rasgando voz y cuerdas hacen que viajes desmesuradamente a una parte del mundo en las que pocos hombres han sobrevivido, Siberia, Los Andes, Everest, Iztacalco, etc...
Tus reseñas ultimamente han adquirido un toque de melancolia y alegría a la vez.
Sueños aquí, sueños allá, sueños aculla, que más da, con tal de entrar en el subconsciente es más que suficiente.
TA.
Comment by Zuka on 24 de julio de 2009, 14:58
Siempre aportaciones interesantes, curioso ultimamente me kedan como anillo al dedo, sera por eso que menciona poncio pilato del tinte melancolico y alegre... mientras mi oido continua su educacion...