Cuando escuché “Compare to what”, no pude evitar contonearme como caracol en frenesí, una y otra vez, chasquear y sonreír como Johnny Bravo. Sin duda, Red Earth es uno de los mejores discos con los que me he topado.

El principio básico de la danza y su relación con el cuerpo está en una de las zonas más sensibles, el cuadrante ombligo-pelvis. Sin aventurarme, ahí es desde donde se baila. Si nos ponemos meditativos, los simbolismos cobran sentido, cuando bailamos, literalmente, nos ofrecemos a la tierra, la cavidad desde la que gozamos. No es tampoco nada casual que los cantos más primigenios estén dedicados a la pachamama. De aquí surge ese maravilloso entendimiento entre la voz de la mujer, su cuerpo y el ritmo. Canto y baile, eternamente, en marea.

Dee Brigewater, en Red Earth, logra una sensualidad abrumadora. Una combinación entre jazz (clásico y latino, toque del pianista boricua), blues y africanidad —cuál de estos géneros no proviene de África—, con la escuela de Nina Simone y Ella Fitzgerald; Bridgewater es la heredera, tanto que incluye una reinterpretación de “Four Women”, inmortalizada por Simone. Pero acá les dejo otra, "Meanwhile", homónima de un tema para cocodrilos, cantado por otra reina, Susheela Raman.

Cada pieza embona con exactitud: las letras de leyenda, el sonido del piano, el delicioso riti, el scat, la marimba, los coros y, por supuesto, las percusiones, dirigidas por el cordobés Minino Garay. En el disco, además, colaboran Oumou Sangaré y Kasse Mady Diabate, entre muchos otros artistas. Aquí un video donde pueden ver a Bridgewater y su equipo; gran rola, "Children go round".


Este disco, en vivo, se baila sólo con tu pareja.

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